Parque Nacional de Bialowieza: el último refugio del bisonte en Polonia

Polonia acoge los últimos supervivientes del mayor mamífero europeo 

No hace ni 2.000 años, estos gigantes recorrían los bosques de Europa. Julio César vio cómo los cazaban en Germa­nia; en la Edad Media vivían en los bosques de Polonia, Prusia, Hungría y Rusia; en Transilvania se capturó a un ejemplar en 1790, y en el bos­que de Bialowieza, el último murió en 1919. 

El reducto del bisonte europeo

El bisonte europeo, el más poderoso mamífero del continente, parecía haber acabado sus días de gloria. pero el esfuerzo internacional consiguió iniciar un programa de cría , con la sesentena de supervivientes repartidos por los zoológicos y logró reintroducir varias decenas en la naturaleza, en su viejo hogar de Bialowieza.

El Bosque antiguo polaco

Este bosque es una pequeña parte de la puszcza Bialowieska (puszcza significa "bosque anti­guo" en polaco), el último gran pedazo que que­da de los millones de robles, hayas y coníferas que antaño cubrieron Europa. Hoy son 1.200 km repartidos entre Polonia y Bielorrusia, en parte protegidos por sendos parques nacionales que la UNESCO ha declarado Reserva de la Biosfera y Pa­trimonio de la Humanidad. 

Guía verde de Tabasco: la apuesta alternativa de México

Dice la leyenda que esta tierra pertenece a los chaneques, dioses que viven ocultos en su exuberante naturaleza, esquivos y ocupados en cuidar de la Madre Tierra.

En pleno golfo de México, or­gulloso de sus ricos ecosistemas,el estado de Tabasco no necesita competir con los vecinos enclaves turísticos de sol y playa, si­no que ha sabido desarrollar propuestas sostenibles dirigidas a un viajero curioso, aventurero y aman­te de los espacios naturales. El equi­librio es excelente: historia, cultura y naturaleza en estado puro.

Turismo comunitario 

En pocos kilómetros puede des­cubrirse el peculiar tesoro arqueo­lógico maya de Comacalco, con sus pirámides hechas de ladrillos y conchas de moluscos, y también comprobar en directo la importan­cia que el turismo comunitario tie­ne para los tabasqueños. 

Guía breve de Madagascar: una isla entre dos continentes

El aislamiento de la cuarta isla más grande del planeta ha dado lugar a una fauna y flora únicas, y a una cultura que bebe de Asia y África. 

Hace 180 millones de años , los continentes decidieron separar­se y romper esa gran placa origi­naria que respondía al nombre de Gondwana. Las razones de tan magna des­avenencia no vienen al caso, pero, según han datado los geólogos, un trozo de lo que después sería África se desgajó de ésta, inició un largo camino hacia Oriente, atravesó el océano Indico y no paró hasta chocar con Asia, formando la cordillera del Himalaya y el subcontinente in­dio Por el camino, se dejó un trozo olvidado en mitad del océano: la isla de Madagascar.

Guia breve de Turquía: Nemrut Dagi, la cumbre del "Dios" Antioco

Más allá de Estambul, donde llegan al día miles de turistas, existe una Turquía perdida en la historia con lugares de ensueño poco conocidos como la montaña de Nemrut Dagi, una cumbre plagada cabezas de gigantescas estatuas que evocan el reinado de Antíoco I, el monarca que quiso ser Dios. 

Pensemos en un pequeño rey megalómano, una agreste montaña, un montón de guija­rros y una hilera de enigmáticas estatuas. Y coloqúese todo ello en un paisaje de la parte orien­tal de Anatolia impregnado de historia.

El resulta­do es Nemrut Dagi, la montaña en cuya cima, a 2.150 metros, se encuentra el cono de piedra que fue la tumba de Antíoco I: un esce­nario de película en el que este soberano de un minúsculo reino que existió hace más de 2.000 años quiso alcanzar la dimensión del mito. 

Guia de Croacia: Zagreb

Rodeada de montañas y frondosos parques, y más cerca psicológicamente de Europa Central que del Mediterráneo, Zagreb de poco más de un millón de habitantes pre­fiere mirarse así misma, mientras observa con cierto recelo a los adoradores del sol que pugnan por llegar a las costas de Croacia. 

No debe de resultar fácil ser una reina sin reino o, mejor dicho, de un reino más propio de Neptuno, el dios del mar, que de la Vir­gen de la Puerta de Piedra, la patrona de Zagreb. En este país de vocación marina, su capital otea el horizonte en dirección contraria a la costa.

Fachadas que evocan a los Habsburgo

Ser de Zagreb es otra cosa. Es degustar cafés en tazas de porcelana acompañados de fina bollería, pasear al atardecer por avenidas flanqueadas por flamantes fachadas legadas por la dinastía impe­rial de los Habsburgo, matar el tiempo alimentan­do el apetito artístico en galerías de arte y museos, y sentirse dignos herederos de la aristocracia vienesa deleitándose con una velada operística en el ostentoso Teatro Nacional. Es como si la ciudad amonestara con cierto tono altivo a los visitantes con toalla y chancletas, y les recordara que esto no es la Riviera, que la piedra noble y la alta cultura merecen la misma veneración que las transparentes aguas del Adriático. 

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