Turismo rural y senderismo a los pies del Himalaya

Los habitantes de las colinas del Chepang, en Nepal, acogen a los caminantes en sus aldeas. Un recorrido que va más allá de los paisajes bonitos

En Nepal, el país que alberga las cumbres más altas del planeta, hay zonas en las que se disfrutan experiencias que otras zonas convencionales no pueden ofrecernos. Se trata de las rutas de senderismo del programa internacional de turismo rural para aliviar la pobreza (TRPAP), auspiciado por la ONU, En España, la agencia Riki Tiki Tavi se ha especializado en acompañar por estas rutas a los viajeros solidarios.

Un programa auspiciado por la ONU

El objetivo del programa es mejorar las condiciones de vida en unas zonas rurales de gran valor natural y cultural, pero totalmente alejadas de los derroteros del progreso. Zonas en las que la mortalidad infantil sigue teniendo tasas medievales y las condiciones de vida son extremadamente duras.

Senderismo en el Nepal

De las seis posibles rutas de senderismo propuestas en Nepal, el Siraichuli Trek es la más desconocida, lo que le aporta un valor añadido. Transcurre por las colinas del Chepang, que descienden hasta Shaktikor, en el Parque Nacional de Chitwan. La ruta dura seis días y se inicia en la población de Hugdi, aunque en realidad el viaje solidario comienza en Katmandú. Desde allí se carga con la ropa de invierno y los botiquines para llevar a las familias del Chepang. Uno de los pactos habituales es reservar cinco kilos de equipaje para este fin. Todos los productos se fabrican y compran en Nepal, para ayudar a la economía local.

Noche con una familia

Desde la capital hay que coger un autocar de línea para dirigirse a Hugdi, lugar de inicio del trekking. Después de la primera noche alojados con una familia en este pueblo, se inicia un camino que lleva a recorrer bosques de rododendros, campos cultivados, zonas de recolección de raíces y nabos en la parte más alta de la colina, hasta llegar, al final de la ruta, a zonas tropicales y de jungla, todo ello con la cordillera del Himalaya al fondo. La zona está habitada por numerosos grupos seminómadas dedicados a la agricultura, la recolección y la pesca.

Diversidad étnica y cultural 

En sus hogares, el viajero va a asombrarse con la increíble diversidad étnica del lugar. La inmersión cultural está asegurada. De esta interacción se obtiene un beneficio dificilmente cuantificable, pero muy significativo: los viajeros experimentan el día a día de unas formas de vida diferentes a las nuestras, y los habitantes de la zona se sienten altamente valorados al ver el largo camino que hemos hecho para ir a conocerlos.

Asistencia sanitaria

El 25% del precio del viaje se invierte en la zona, en cuestiones tan concretas como pagar al médico local para que, una vez al mes, realice los tres días de marcha necesarios para subir a las aldeas más aisladas y visitar a los enfermos. Ello repercute de forma directa en la vida de los niños, que de otra forma apenas reciben asistencia sanitaria. Las familias no pueden permitirse dejar de trabajar el tiempo que conlleva llegar hasta el hospital más cercano, así que muchas enfermedades comunes se convierten en mortales. 

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Mejoras económicas

Por si fuera poco, la llegada de viajeros mejora las precarias economías de las familias que los reciben. Los recuerdos de los que han participado en esta experiencia extraordinaria no dejan lugar a dudas, pues a la belleza de los paisajes se une, de manera muy especial, la simpatía de la gente y su grata bienvenida al viajero. 

Hacer esta ruta en más de una ocasión permite comprobar los efectos que el TRPAP ha producido: los caminos han mejorado y en Shaktikhor, punto final del trekking, el colegio tiene nuevos pabellones. Poder observarlo en directo, sentirse parte de ello, reencontrarse con gente, aceptar las mandarinas que los vecinos, curiosos y divertidos te van regalando, hace que las mochilas se vuelvan ligeras y el camino, además de bello, se convierta en una ruta donde abundan las emociones.